Poné la pava que vino Pablo Sapir-Conmemoración del 24 de marzo, Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia

 El 24 de marzo de este año se conmemoraron 45 años del último golpe cívico-militar de 1976 en nuestro país. Desde su finalización, la importancia que ha cobrado esta fecha con el correr de los años siempre ha sido ascendente. Como las marchas multitudinarias en Plaza de Mayo y actos gubernamentales. 

La persona que elegí para entrevistar es Pablo Sapir, profesor de Historia que tuve el placer de tenerlo en la escuela secundaria (también cursó 4 años en Comunicación Social). Pensé que era ideal para entrevistarlo por su mirada objetiva desde los acontecimientos sucedidos y por su compromiso por la causa que tomó desde su adolescencia, y que hasta el día de hoy se lo trasmite a sus alumnos y alumnas en las aulas. De hecho, él mismo dijo que el terrorismo de Estado fue uno de los disparadores para estudiar su carrera. Encontrarle explicaciones al proceso de muerte, desaparición, exterminio y al aval de la población ante estos hechos (que hasta el día de hoy, existen personas sosteniendo ese aval). 

Su interés y profundización del conocimiento sobre el tema comenzó en su segundo año de la secundaria, en 1996, cuando su profesor de Educación Cívica le pidió a su clase que investiguen sobre la última dictadura militar. Él me recalcó el contexto de ese entonces, que todavía no se hablaba del tema. La cuestión aún estaba latente en la sociedad (exceptuando el ámbito militante). No se esperaba la información encontrada y le dio oportunidad de hablarlo con su familia que vivió esa etapa. 

Comenzó a militar y marchar en la secundaria. Como militante que se moviliza hace años, me explicó la mutación de las causas de las marchas de todos los años. Los primeros se pedían "juicio y castigo" y años después, se comenzó a enjuiciar a los responsables de esa masacre. Los siguientes años si bien no se dejaron los primeros pedidos de lado, con el contexto actual de ese momento empezaron a ser saldados a la par de los juicios de lesa humanidad. En estos últimos años las marchas tomaron una masividad exponencial en consecuencia a los acontecimientos que se iban desencadenando en el presente, como el polémico fallo de la Corte Suprema de Justicia conocido como el 2x1 a exrepresores. La Historia se mueve constantemente y contiene presente. 

Pablo contó que tuvo contacto con algunas de las Abuelas de Plaza de Mayo: Taty Almeida y Nora Cortiñas. Les expresó su lucha y admiración y destaca la generosidad, escucha y sus niveles de militancia. Expresa que de ellas recibimos la herencia de que sin venganza, sino a partir de la verdad, se busca justicia. Es un ejercicio colectivo que se va haciendo en todas las generaciones. Por eso siente una profunda admiración e idolatra a estas extraordinarias mujeres que con sus 90 años aún continúan luchando hoy en día transmitiendo esos valores.

Como él no vivió en primera persona la etapa de la dictadura cívico-militar, le pregunté si tuvo algún caso cercano que le haya dado dimensión sobre los hechos ocurridos. Recordó a su vecino de toda la vida, que al ser "bicharachero", divertido, "macanudo" y amigo de la familia, lo último que se imaginó era que él había pasado por esa situación de tortura. Nunca pudo hablar del tema con él pero pudo reconocer el trauma grande que debió padecer para no poder hablar de ello; consecuencias y esquirlas que dejó el terrorismo de Estado en las personas del tejido social, personas sin saber su verdadera identidad hasta el día de hoy gracias a un pacto de poder, un plan sistemático de detención, desaparición, exterminio y tortura de personas. Hizo mención sobre el simbolismo del número 30.000, por la cantidad de desaparecidos. Pablo reivindica que son 30.000 o más. Para él, la gente que discute ese número no considera otros aspectos. Lo relaciona con el caso de su vecino de toda la vida: como él no quiso hablar sobre su experiencia, muchos más no lo habrán hecho por no saber cómo o por miedo. 

El 24 de marzo, para Pablo, siempre fue una fecha muy significativa. El terror, la tortura y angustia por el que pasaron las víctimas, desaparecidos, desaparecidas y sobrevivientes hay que recordarlo. Como la historia se mueve, estos episodios del pasado tienen vigencia en la actualidad. La gran tarea de los organismos de Derechos Humanos y de los que militan causas vinculadas a la igualdad y justicia es a través de estrategias, sin imponer, poner en claro quiénes fueron los cómplices y reconocerlos en lo que todavía ocupan nuestra realidad, para que no vuelva a repetirse. Esta fecha tiene que ser transversal, para que la memoria se consolide. Resalta un hecho que le llamó la atención en la ultima marcha del 24 de marzo que se llevó a cabo en 2019, en la que vio un grupo de estudiantes cantando una canción con lenguaje inclusivo y le sorprendió cómo conviven pacíficamente el lenguaje no binario y la lucha de los compañeros por los desaparecidos. Se trata de construir memoria desde un pedido de justicia y de respuestas sobre los desaparecidos, reivindicando la lucha.

Conociendo que Pablo tiene hijos (uno de 2 años y otro de 9 años), no pude evitar preguntarle cómo le transmite a ellos la entidad que conlleva esta fecha tan importante para él. Han llevado junto a su esposa al mayor de sus hijos a marchas, y de acuerdo a la edad le van transmitiendo lo que ellos consideran que él puede entender y saber. Le hacen saber lo que pasó a través de ellos como padres y de su escuela que lo toman con seriedad y con más herramientas para que chicos como él puedan entender. Le dio mucho uso y valor también al Canal Encuentro, que no subestima a los niños. A manera de un dibujo animado va explicando lo que pasó y ponen valores a la cuestión. A su hijo le interesa e impacta todo lo acontecido. Ellos tratan de no imponer, pero crear una conciencia sobre lo que pasó, heredando eso de las Abuelas de Plaza de Mayo.